Estoy donde quiero, tengo lo que quiero, amo el poder, hoy no sé que es la humildad, hoy soy parte de la vanidad, ver sobre mi hombro a los demás es inevitable por mi superioridad…
Nada ni nadie me puede tocar…
Eso crees cuando te sientes en lo alto, olvidas a personas que te ayudaron a subir, olvidas la sencillez que te hizo crecer y llegar donde estás, no pierdas tu esencia dejándote llevar, no te creas mas al ver los desafíos de tu vecino, al compararte con aquel que hoy tiene pena y dolor, al criticar al pobre y al desafortunado, la vida puede dar giros y en cuestión de segundos ponerte del otro lado, porque es allí donde se encuentra la conciencia de la humildad: en el dolor.
La vida nos pone constantemente pruebas para saldar viejas cuentas, sáldalas con amor y con toda seguridad, para que no tengas que enfrentarte con ellas una y otra vez.
Todos por tener un alma que siente, podemos en cualquier momento sin importar la condición caer del otro lado.
Del otro lado donde hay dolor…
Susan Duarte