Con sus Ojitos fijos en mí y su voz llena de amor me dijo: "Mami tenés un Corazón de Dragón"

LA NIÑEZ Y SU ALEGRÍA



Todos somos marcados por los recuerdos felices o tristes que tenemos en nuestra niñez, y si queremos buscar la raíz del problema es allí donde se encuentra el origen de nuestros miedos, dudas, defectos de carácter y sentimientos negativos. Y así nuestro comportamiento como adultos no es más que el resultado del trato que recibimos de niños, porque de niños captamos hasta el más mínimo detalle de la situación; fuimos los jueces neutros de lo que pasaba ante nuestros ojos, sin prejuicios, sin creencias, ni reglas, juzgamos con la pureza de nuestros corazones llenos de inocencia.
Crecemos y arrastramos lo bueno y lo malo, hay quienes arrastran más uno que otro, de allí la diferencia entre un ser de luz y un ser de oscuridad. Al crecer inconscientemente caemos en los errores de nuestros padres, nos volvemos su reflejo, no queremos romper el hilo, y la cadena continúa.
¿Por qué al crecer no podemos mantener la alegría que regía nuestro corazón de niños?,
¿Por qué como adultos se nos escapa de las manos la felicidad?,
¿No fuese mucho más fácil encajonar y desechar los recuerdos que nos causan dolor?,
Como adultos la seriedad se nos impone, somos bombardeados con un montón de ideas absurdas, nos adaptamos a sufrir, nos acostumbramos a llorar, a ser crueles con los que nos aman, y a repetir la historia con nuestros hijos.
Hoy no es tarde, dejaré ir esos recuerdos tristes de mi infancia.
Hoy decido romper la cadena, daré inicio a una nueva historia, voy a ser diferente con mis hijos.
Hoy voy a permitirme ser muy, muy feliz…

Susan Duarte
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