OTTO EDUARDO:
Antes que tu luz comenzara a brillar, yo ya te amaba, y cuando supe que ya estabas creciendo dentro de mí, todo mi ser resplandeció porque se llenó de alegría.
Al verte en la pantalla del ultrasonido, no podía creer como movías tu pequeño cuerpecito y la fuerza con que latía tu corazón.
Luego vinieron los días difíciles cuando los síntomas del embarazo se hicieron sentir, pero no importaba porque el malestar pronto se iría y la felicidad en mi alma perduraría siempre.
Desde el primer momento te hablé y te conté todo de mí, cada mañana veía como mi vientre crecía y sentía tus pataditas, me imaginaba tus manitas tocando la pared de mi útero y tus ojitos abiertos tratando de ver la claridad, por las noches ponía mis manos sobre mi estomago para que sintieras que yo estaba allí, al otro lado en un mundo extraño, y rezaba, rezaba por ti, para que vinieras al mundo sano y sin problemas.
No aguantaba verte, tocarte con mis manos y decirte “yo soy tu mamita”, la espera se hizo eterna y cuando al fin llegó el día y pude verte y tomarte entre mis brazos sentí que yo renacía, con tanto amor.
Ahora veo como creces y aprendes cosas, me miras con ternura y alegría, te sonríes conmigo, y soy tan feliz… Pienso que Dios fue muy bondadoso conmigo porque me mandó un hermoso ángel del cielo.
Hoy pido a Dios por mí para que me de mucha vida y fuerza para luchar por ti….
TE AMO
Tu mamá Susan Duarte